El Sr. Álvarez observando el mundo a través de una copa de gintonic. |
¿Quién es el señor Álvarez?... Si me prestarais más atención ya lo sabríais y no tendría que repetirme. El señor Álvarez es Marc Álvarez, el compositor musical más extraordinario que conozco. Ha tardado mucho en abrir delegación en internet pero por fin lo ha hecho en este domino: www.marcalvarez.net. Pasad a verlo y, sobre todo, a oírlo. No ha sido nada cicatero a la hora de verter sus contenidos musicales y el muestrario de obras —fragmentos, eso sí— que ofrece da testimonio de su dilatada trayectoria y de su versatilidad.
La especialidad del Sr. Álvarez es el cine y el teatro —musical y no musical—. Yo le conocí hará unos tres años, aquí en Madrid, merced a la intermediación de Víctor Conde, viejo amigo e ilustre director teatral. Ellos dos habían colaborado ya juntos en varios montajes y, hallándome yo por aquel entonces entrampado en una apurada tesitura, el Sr. Conde recurrió al Sr. Álvarez para deshacer mi entuerto. Era noche cerrada, tenía que empezar el rodaje del corto Scream Queen a la mañana siguiente y, no me preguntéis cómo ni por qué, la cámara que teníamos que usar se había desvanecido, teleportado y reaparecido en Murcia, a más de 400 kilómetros de distancia. La única solución era usar otra, una pequeña que corría por casa, un cachivache pequeño con pinta de pisapapeles que no registraba sonido. Y así lo hicimos, gracias a que el Sr. Álvarez, sin conocerme de nada, acudió al rescate justo a tiempo con micrófonos, ordenadores, cables, yo qué sé, muchas cosas.
Durante el rodaje me enteré de que aquel tipo con pinta de lampista no era lampista en absoluto sino que ejercía, en realidad, de músico. Y que además era de los buenos. Decidí que no sería mala idea que hiciera la música de Scream Queen. La compuso en un plis plas y entonces caí en la cuenta, oído no me falta, de que no era de los buenos, sino de los mejores. Por eso no he querido dejar de trabajar con él desde entonces, vampirizando su talento sin el menor recato, como sigue haciendo también el Sr. Conde y como hace cualquier director sensato que haya tenido la fortuna de dar con él. El Sr. Álvarez le puso música a La cobra en la cesta de mimbre, se la puso a Maximum Shame y ya está limando las teclas de su piano para ponérsela también a Gallino. Yo, mientras, voy inclinando la cerviz frotándome las manos como las moscas.
En lo personal no voy a entrar porque se notaría mucho que somos amigos cuando empezara a sacarle defectos y más defectos. Quedaos con la parte buena, que encontraréis aquí: www.marcalvarez.net
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